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Cuando lo guardamos todo dentro…

  • Foto del escritor: Ashley Grant
    Ashley Grant
  • 20 may
  • 1 Min. de lectura

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Cada día llevamos emociones que no decimos.

Sonreímos cuando estamos cansados.

Guardamos silencio cuando algo duele.

Reprimimos lo que sentimos como “demasiado”: tristeza, frustración, miedo, anhelo.


Esa resistencia silenciosa nos ayuda a seguir.

Pero con el tiempo, pasa factura.

El cuerpo recuerda lo que la mente intenta olvidar.


Las emociones no expresadas no desaparecen.

Se alojan en nuestro cuerpo: en la respiración, el sueño, los músculos.

La tensión se vuelve constante. El cansancio se acumula. Nos desconectamos de los demás… y de nosotros mismos.

Y poco a poco, el peso emocional puede provocar síntomas físicos reales: migrañas, problemas digestivos, insomnio, agotamiento, enfermedad autoimune.


La sociedad nos dice que sentir mucho es una debilidad.

Que ser fuerte es seguir sin mostrar nada.

Pero la verdadera fortaleza está en estar presentes.

En saber escucharnos, incluso cuando duele.


Las emociones son mensajes.

Nos revelan lo que necesitamos, lo que anhelamos, dónde están nuestros límites.

Cuando las sentimos sin juicio, algo se libera.

Nos ablandamos. Volvemos a respirar. Y a veces, comenzamos a sanar.


En Lyratika, creemos que el bienestar emocional es la base del bienestar profundo.

Que la suavidad es sagrada.

Y que mereces un espacio donde no tengas que ocultar nada.

A través de nuestros viajes personalizados; en el silencio, la naturaleza, los rituales o el movimiento; te ofrecemos un entorno seguro y refinado para soltar lo que has cargado durante tanto tiempo.

Un lugar para reconectar con tu cuerpo, tu verdad y tu propio ritmo.

Porque no tienes que cargar con todo para siempre.

Es en esa suavidad donde la paz regresa.

Y a veces, ahí nos volvemos a encontrar.

 
 
 

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